El diario de Noa
El diario de Noa es una película romántica clásica sobre dos jóvenes (Noa y Allie), procedentes de clases sociales diferentes y separados por la Segunda Guerra Mundial que, desafiando al mundo entero, consiguen acabar juntos. La estructura de la película está basada en un diario que escribe Noa y que luego lee a Allie, que al sufrir alzhéimer, no sabe quién es y cree que la historia que le cuenta su marido no tiene la menor relación con ella. Ambos se conocen en Carolina del Sur y todo su noviazgo se desarrolla en paisajes bellísimos en pleno verano con un río o un lago de fondo y un cielo siempre azul. No obstante, la escena más famosa de toda la película y donde mejor se refleja el tópico locus amoenus es cuando ambos amantes se reencuentran después de pasar varios años separados.
La escena comienza (como se puede ver en el clip) con Allie que llega a casa de Noa después de haber visto un artículo sobre su casa en el periódico. Ambos deciden irse a dar un paseo en canoa. Las imágenes no podrían ser más gloriosas: hay cisnes por todo el lago, árboles robustos, ni una nube en el cielo, etc. Como bien dice Allie, “es como un sueño”. De pronto todo cambia y estalla una tormenta, comienza a llover, pero eso no disminuye la belleza del paisaje sino que provee a los personajes de un marco de libertad y alegría. Este es el momento en el que se produce un giro central a la trama: Allie y Noa vuelven a estar juntos y el resto ya es historia. El lugar donde se desarrolla este reencuentro responde a las características del locus amoenus: es un lugar en la naturaleza idealizado, apartado de la civilización (van en canoa y no en una lancha eléctrica) y en la que los amantes desarrollan el principal encuentro amoroso. Los paisajes desempeñan un importante papel a la hora de expresar los sentimientos de los personajes en este largometraje, la lluvia, por ejemplo, refleja la libertad y plenitud que sienten y previamente, durante el tiempo que pasaron juntos antes de la separación, Carolina del Sur se convierte en el eterno verano, casi un Edén para ambos personajes. Es, por lo tanto, de esperar que la principal escena de la película suceda también en ese eterno verano, en ese locus amoenus que enmarca los sentimientos inmortales de los protagonistas.
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